lunes, 25 de abril de 2011

"Ensayo sobre la lucidez" de José Saramago (Alfaguara)


Cuando nacemos, cuando entramos en este mundo, es como si firmásemos un pacto para toda la vida, pero puede suceder que un día tengamos que preguntarnos: “¿Quién ha firmado esto por mí?”.

Comenzaré por admitir que no andan del todo desacertadas las críticas que lo tachan de no estar a la altura de su predecesor (el Ensayo sobre la ceguera), o de hacerse aburrido, o manido. Cierto es que la “premisa mágica” esta vez no es tan espectacular en esta ocasión, ni quizá son las deliberaciones filosóficas y vitales de tan alto nivel. También es cierto que puede resultar lento en ritmo al principio, y quizá algo precipitado el cambio de presentación de la acción y ritmo de la mitad hacia el final. Todo esto, si lo combinamos con ese estilo de narración tan denso, que en apenas tres lineas te lleva de una situación mundana a una disertación de esas que te dejan boquiabierto y tienes que releer porque no terminas de creer cómo te ha llevado de la mano hasta ese punto, hace que no sean fáciles de seguir estos libros. Pero éste, al igual que al primero, sin saber cómo, te engancha.


Sin embargo esta “premisa mágica” más "mundana" ha sido lo que me ha llamado la atención. Esta vez no se trata de una plaga de “zombies” ciegos (¿o acaso no eran todos esos ciegos muertos vivientes de facto, dada la situación?), sino de la actuación de una especie de consciencia colectiva, responsable y consecuente (y por tanto, si lo piensa uno bien, no menos milagrosa), la que hace que en unas elecciones, en la ciudad capital de un país, el voto en blanco masivo (83%) provoque la imposibilidad de formar gobierno, haciendo que salten los resortes de las fuerzas políticas para impedir que esto sirva de empuje inicial para un cambio de la situación que ellos gobiernan y les alimenta.


Precisamente esta temática y esta trama han sido las que me han fascinado. Sin caer en locuras ni espectáculos se expone expone de forma clara y sobria la desconexión tremendísima -y a veces disparatada- que existe entre el mundo de las personas "de a pie" y el de los políticos (diferenciación totalmente excluyente hecha a posta), y como el segundo vampiriza, retuerce y manipula el primero para asegurarse la subsistencia. Y entiendo que ha sido por puro contexto y panorama político actual. Cualquiera que siga la actualidad política de estos últimos meses es consciente, supongo, de lo que quiero decir.


Simplemente, merece la pena leerlo. En definitiva, salvo que quizá sea mejor no leerla justo tras el Ensayo sobre la ceguera para evitar la saturación, creo que es esta una novela de lectura imprescindible ahora, y si no aullamos lo suficiente, por desgracia, durante mucho tiempo más.


Julio Antequera Galiano.

26 años. Sanlúcar de Barrameda.