viernes, 29 de abril de 2011

"Matar a Platón", de Chantal Maillard (Tusquets)



La tragedia es cotidianeidad. Responde al nombre de rutina. Sufre de metástasis. Es un pulso frecuente dentro de una caja de resonancia. La tragedia camina en una calle cortada por un accidente. Es sangre abúlica dentro de un laboratorio.


Y, pegados a una realidad ambigua, los seres trágicos y rutinarios aprendemos a escribir. Y, con cada letra, aprendemos el arte de morir. Escribimos para aprender a morir.


Lo único que conseguimos escribir son versiones de nuestro epitafio.


Chantal Maillard me ha dado razones que yo tenía pero que no sabía. Como la tipografía que no reconocemos en los carteles o los elementos químicos de nuestro cerebro. Somos nubes indescifrables e interpretaciones de ojeras y arrugas.


“escribir

para arquear el espinazo de las letras

a imagen del dolor”.


Sara R. Gallardo.

21 años. Valladolid.