domingo, 1 de mayo de 2011

"Los caminantes", de Carlos Sisí (Dolmen)


Las calles están oscuras, el alumbrado no funciona; los vehículos se oxidan, nadie cuida ya de ellos; la maleza florece indómita entre las baldosas agrietadas de un paseo cualquiera; no se ve gente por la calle: los muertos caminan en su éxodo del infierno.


Ante este panorama el grupo de supervivientes del campamento Carranque, liderados por un Juan Aranda en pleno apogeo, lucha por ver el aciago amanecer de un nuevo día. Carlos Sisí, con su desgarrador lenguaje directo, nos lleva a la lucha de clases más terrorífica que podamos imaginar: el alter ego de la humanidad llama a tu puerta.


Libros de muertos vivientes hay muchos; buenos no tantos; originales, casi ninguno. Los caminantes nos sumerge en un entorno de indecible presión psicológica, donde los sentimientos más humanos deberán hacer frente a los aún más humanos: ira, odio, violencia. Todo buen libro de muertos vivientes debe hacer una dura crítica social. Ya lo decía el maestro Romero, y un humilde servidor lo corrobora con suma precisión: los registros se mezclan y entrelazan con culturas y arquetipos de personajes tan tangibles que no cuesta imaginar al amigo, vecino o familiar en su pellejo.


El Padre Isidro, otrora miembro respetable de la comunidad, se postra como el perfecto antagonista, destilando un odio del lector que hará que cada vuelta de tuerca que el párroco da al argumento incremente hasta límites insospechados la misma furia con la que los muertos desgarran la carne.


Decían de la guía de supervivencia zombie del exquisito Max Brooks que no podías acabar de leerla sin planear una fuga de tu vivienda en caso de un ataque zombie. Carlos Sisí juega sus cartas y desgrana sus textos, en problemas cotidianos, intrínsecos a la naturaleza humana, que harán vibrar a cualquier lector que se sumerja en las calles de una Málaga quizás no mucho más podrida de la que actualmente podemos entrever con los ácidos doble-sentidos que el autor impregna del texto.


La pandemia no se los llevó. Los trajo de vuelta. ¿Estás preparado para encontrarte con el alma de la humanidad? Viene hacia ti, y está hambrienta.


Lorien Andrés Abardia.
26 años. Lleida.